Cómo preparar una mermelada de higos. Una de las recomendaciones que más os comento es la de comer las verduras y las frutas en temporada, ya que aprovecharemos mucho mejor sus cualidades, tendrán un mejor sabor y textura, además de que os saldrán más baratos.
Esta premisa es imprescindible si hablamos de higos, una fruta que solo podemos disfrutar fresca durante apenas 3 meses, coincidiendo con el verano. Su temporada en España coincide aproximadamente con los meses de agosto y septiembre.
Dicho periodo puede extenderse un poco más en el norte de España, como en mi tierra Galicia, donde tardan un poco más en madurar y hay higos hasta octubre.
De allí precisamente me han llegado unos hermosos higos, que he ido comiendo en fresco en casa, pero ahora, con los que ya están bastante maduros, he preparado una rica mermelada de higos, que os aseguro está “de rechupete”. No sé si sabéis que las higueras dan dos cosechas. En la primera salen las codiciadas brevas, y los higos son el fruto de la segunda cosecha.
Los higos son muy digestivos y uno de sus principales componentes es la fibra. Son una fruta muy nutritiva y también calórica, con gran presencia de hidratos de carbono y azúcares en su composición. Cuando vayamos a comprarlos, deben de tener una buena consistencia y tacto suave.
La presencia de su piel arrugada o con aberturas nos indica que están en su punto óptimo de consumo. Por lo que debemos tener en cuenta que luego tan solo nos durarán 2-3 días en casa en buenas condiciones.
Al contener tanto contenido en azúcares, maduran muy rápido. En mi despensa nunca falta un tarrito de esta mermelada, de mis preferidas con la mermelada de naranja y la mermelada de cerezas.
Todos los meses de septiembre me traigo unos cuantos kilos de higos de Galicia y con los que no me como, preparo un montón de botes de mermelada. Así tengo provisiones para el resto del año, además es perfecta para regalar. No dejéis de preparar mermeladas caseras.
Antes de cocinar
- Al ser una fruta muy dulce voy a utilizar un menor porcentaje de azúcar que con otras mermeladas de fruta. El zumo de limón nos ayudará a potenciar el sabor y también nos ayudará en la conservación de la mermelada.
- Antes de poneros a elaborar la mermelada, debéis de pensar dónde y cómo la vais a conservar. Con un kilo de higos tendremos para unos 3-4 botes de cristal, tamaño mediano. Es importante que antes de llenarlos de mermelada estén perfectamente esterilizados, al igual que sus tapas.
- Este proceso podéis hacerlo directamente lavándolos en el lavavajillas, o si no meterlos en una olla con agua hirviendo durante 10-15 minutos. Luego los retiramos, secamos y reservamos hasta el momento de llenarlos.
Preparación de la mermelada de higos
- Limpiamos con cuidado los higos con un papel de cocina. Les quitamos el rabito superior y los pelamos, los que se dejen… Algunos estarán bastante maduros y es mejor dejarlos tal cual, un poco de su piel no le hará mal a la mermelada.
- Los cortamos en cuartos y los echamos a una cazuela. Añadimos el zumo de un limón y el azúcar. Mezclamos y ponemos a fuego medio-alto. Cuando comience a hervir, bajamos a fuego bajo y cocinamos unos 30 minutos.
- El tiempo total dependerá también del punto de madurez de los higos. Si están menos maduros, necesitarán más minutos de cocción.
- Poco a poco, la fruta se irá deshaciendo y la mermelada irá cogiendo la textura que queremos, más o menos espesa. De vez en cuando, la removemos para ir rompiendo los pedazos de higo más grandes.
- El punto final de la mermelada la podéis adaptar a vuestro gusto, con más o menos tropezones de fruta. Si la queréis más homogénea, dadle un toque de batidora o pasadla por un chino.
- ¿Y cuál es el punto óptimo de la mermelada? Para esto debemos de tener en cuenta que aunque la veamos “suelta”, luego con el frío del frigorífico espesará bastante, adquiriendo la textura que acostumbramos a ver en las mermeladas.
Un truco que podéis utilizar es coger un poco de mermelada (una vez paso el tiempo de cocción) con una cucharita, y echadla en un plato frío. Si al cabo de un rato, al enfriarse, la mermelada se vuelve espesa, significa que está en el momento óptimo.
Esta mermelada es muy sencilla de elaborar. Con unos mínimos ingredientes y unos pocos pasos, tendremos lista una mermelada deliciosa. La conservaremos en tarros herméticos de cristal para tenerla luego disponible durante todo el año.
La primera idea que nos viene a la cabeza es degustarla en un buen desayuno, en unas tostadas recién hechas, pero es perfecta para todo tipo de postres, para acompañas carnes a la plancha o parrilla, y también combinada con distintos tipos de queso.
Conservación de la mermelada
- Con las tapas y los botes bien limpios y esterilizados, los llenamos en caliente, los tapamos y les damos la vuelta. Los dejamos boca abajo durante varias horas. De esta manera, con el calor interno y el peso de la mermelada. Así se creará un vacío para lograr la conservación. Con este método os durarán varios meses en buen estado.
- Otro método más duradero es introducir los botes en una olla grande con agua hirviendo. Los mantenemos al “baño maría” durante 25-30 minutos, y luego dejamos que se enfríen dentro del agua. Un buen truco es colocar un trapo en la base de la cazuela para que asienten en el fondo, y no se muevan los botes durante el proceso. Así podremos conservarlos un año e incluso más.
- De cualquier manera, es bueno colocarles una etiqueta/pegatina indicando el tipo de mermelada y la fecha de elaboración. Para evitarnos luego consumirlas muy pasadas de fecha.