1. Creer que todos los pimientos de padrón son gallegos.
2. Pensar que son mejores los pimientos que pican.
3. Pensar que puedes reconocer fácilmente el que picará.
4. Usar puntilla afilada si queremos quitarles el rabo.
5. No renovar el aceite si los freímos con rabo.
6. Poner el fuego bajo, freír lentamente y usar poco aceite.
7. Apelotonarlos, no removerlos y poner sal al principio.
8. Agobiarse si alguno se hincha o explota.
9. Dudar que la fritura es la mejor de las elaboraciones.
10. Guardar los pimientos que no nos hayamos comido.